Diario de un Nostalgico:CAPITULO 2 – Primeros pasos y batallas

Buenas ante la petición del publico (1 pero con fe) y con un poco de retraso sigo con los episodios de nuestro sin par inicio. Seguiremos si hay algun comentario, jejeje

Elegí la raza (los monk solo podían ser humanos o lagartijas) y profesión que quería hacer y tras una llamada a mi asesor técnico de cómo distribuir los puntos de desarrollo que te dan al inicio (respuesta :“pues no se, tu ponlo todo a fuerza”...) ya que esto era vital para el desarrollo posterior del personaje...

Una vez finiquitados los ansiados preliminares procedí a penetrar y romper el himen en ese ansiado y prometedor mundo...
...húmedo y oscuro, pues si porque cuando entre que estaba lloviendo y era de noche, pues no se veía un carajo y no sabía como se manejaba (como buen español el libro de instrucciones se quedo en la caja) así que subí el brillo del monitor y empecé a dar vueltas a la laberíntica ciudad (Freeport) intentando hablar con cualquier personaje que veía (luego descubrí que eran npc y que estaban para hacer bulto) y peleándome unos 5 min. para abrir cada puerta (eran un jodio infierno!!)...

En esos comienzos nada halagüeños estábamos cuando conseguir llegar a la salida de la ciudad (que era justo donde había aparecido pero mirando para otro lado...) y justo al lado vi al enemigo...

Allí estaba mirándome con sus ojos perversos inyectados en sangre, con sus colmillos babeantes y sus temibles garras afiladas. Pero hice acopio de todo mi valor y me tire en plancha a por tal infecto ser para proteger y salvaguardar la ciudad y los inocentes aun a pesar de que solo contaba con mis puños desnudos y mi pecho descubierto para hacerle frente sabedor de que la justicia guiara mis puños y la fe me protegerá...

... pues no, ni fe ni ostias, mientras me peleaba con el auto-atack y la visión de la cámara, una vulgar rata (de por lo menos 10 cm) acabo con mis ilusiones agónicamente mordisqueando mis tobillos.

Visto el percal y con un rebote de 3 pares de cojones, procedí a apagar el ordenador y a tomar una cervecitas (y a intentar soltarle un par de collejas a nuestro anónimo asesor...)
Pero esto será en el próximo episodio.